Desafíos y aprendizajes: Seguridad digital en la lucha contra la minería de litio
El CAD tuvo la oportunidad de participar en la Primera Cumbre Andina Intercultural y Educativa para Comunidades Indígenas de Bolivia, Chile Perú y Argentina que se llevó a cabo en la comunidad de El Moreno, en la provincia de Jujuy, Argentina del 17 al 18 de enero de 2025.
El objetivo del encuentro organizado por Indian Law Resource Center fue reunir a comunidades afectadas por la minería en el denominado Triángulo del Litio para así aprender, a partir de las experiencias de las distintas delegaciones, a hacer frente al avance del extractivismo que amenaza a las comunidades y sus medios de subsistencia.
Al tratarse de la primera vez que se llevaba a cabo un encuentro de este tipo, naturalmente existieron muchos temas urgentes sobre los cuales las comunidades dialogaron junto con especialistas en diversas ramas relacionadas a lo legal y la defensa de los territorios, pero al mismo tiempo, la organización decidió incluir un tema igualmente urgente, pero muy desconocido dentro de las comunidades y organizaciones de defensa de los derechos humanos: la seguridad digital.
Sería muy fácil decir que nuestra participación en el evento fue perfecta y que no nos encontramos con ningún desafío, pero eso implicaría ignorar también los aprendizajes que se desprendieron de esta experiencia.
Para empezar, a lo largo de su historia el CAD ha tenido presencia principalmente en Ecuador, es así que hemos estado familiarizados con las dinámicas del país y su gente (¡todavía nos queda mucho por aprender!). Hemos tenido una idea algo más clara de la situación de la seguridad digital en el país y en general, hemos estado en contacto permanente con las problemáticas que aquejan al país cada día. Por esa razón, compartir nuestro conocimiento con las comunidades ha sido algo más sencillo y hemos podido adaptarnos a distintos contextos sin mayores dificultades.
Si bien nos preparamos realizando investigaciones previas de los marcos normativos y situación de la explotación de litio en cada país participante, debemos admitir que teníamos muchas dudas sobre cuán informadas estarían las delegaciones en materia de seguridad digital, ya que no nos fue posible contar con esa información de antemano. Por ello, no estábamos segurxs de cuán receptiva sería nuestra audiencia.
A pesar de esa falta de información, pudimos percatarnos de que el interés en aprender estaba ahí y, ante todo, una fuerte necesidad. Fueron varias las personas que compartieron con nosotrxs sus preocupaciones y experiencias con la vigilancia, la persecución y el amedrentamiento por parte de los estados y las empresas extractivistas, en donde el componente digital cada vez cobra más relevancia.
Sin embargo, es importante mencionar que en encuentros tan diversos como estos, los contextos de cada comunidad indígena, de cada país, es muy distinta. Los mecanismos para hacerle frente a la minería son asimismo muy diversos y en ese sentido, quienes han asumido la defensa del territorio no siempre manejan los mismos enfoques. La relación con la tecnología también es muy diversa incluso al interior de una misma comunidad, ya sea por motivos etarios, operativos, de formación profesional, entre otros.
Volviendo a nuestra participación en el encuentro, cabe decir que si bien habíamos preparado contenido que considerábamos lo suficientemente genérico y aplicable a distintos contextos, la recepción de nuestra audiencia fue muy dispar. A pesar de que hubo interés y atención frente a las actividades que planteamos por parte de la mayoría, nos arriesgamos a pensar que los más jóvenes y que sobretodo realizaban un trabajo cotidiano más relacionado con el uso de la tecnología fueron quienes en verdad comprendieron mejor la información que compartimos. Aquello nos lleva a cuestionarnos qué tanto impacto realmente estamos teniendo en las comunidades con quienes compartimos nuestro conocimiento y experiencias en seguridad digital. ¿Realmente estamos instalando nuevas capacidades para mantener segurxs a lxs defensores del territorio o estamos generando dudas más profundas y miedos que no se llegan a esclarecer? ¿Debemos reenfocar quiénes realmente son nuestrxs beneficiarixs o debemos adaptar nuestro contenido a cada contexto?
Todas son dudas muy válidas y probablemente, al momento de escribir estas líneas, no tengamos una respuesta concreta para cada una de ellas, pero de lo que sí estamos segurxs es de la enorme responsabilidad que tenemos como organizaciones de la sociedad civil en asegurar que nuestra contribución a las comunidades con las que trabajamos sea lo más efectiva posible y que no se convierta en esfuerzos de corta duración y mínimo impacto. Cubrir las necesidades que los estados han fallado en atender no puede ser tomado a la ligera.
Al mismo tiempo, las limitaciones con las que vive cada comunidad indudablemente representan un desafío adicional que nos hace valorar aún más los esfuerzos que se hacen para generar espacios de aprendizaje como este encuentro que, sin duda alguna, contribuyó a poner sobre la mesa la necesidad de conocer cada contexto para que nuestro apoyo apunte siempre a solucionar problemas reales y no problemas que asumimos aquejan a todxs por igual.
Esta fue sin duda una oportunidad para aprender y conocer realidades que desde ya van a fortalecer nuestro trabajo con las comunidades. Proteger a quienes resisten día a día desde sus territorios es una misión que debe ser realizada con responsabilidad.
Desde ya asumimos el compromiso de canalizar nuestras experiencias hacia acciones significativas que apoyen a quienes luchan por días más justos y mejores.